El dinero no garantiza la felicidad. Es cierto, ayuda, es útil, nos puede dar ciertas comodidades, pero finalmente también desata pasiones, odios y desencuentros, convirtiéndose en un vil tirano que genera envidia, rencores y venganza.
Me bastó ver como utilizando diferentes programas dominicales los hijos de Myriam Fefer, Eva y Ariel, despotricaban uno contra el otro, lanzaban acusaciones y hasta hipótesis, no descartando que la autoría intelectual del horrendo crimen de su madre, lo hayan gestionado uno de ellos, para sentir verguenza ajena.
Dios Mío, no tenían ni una pizca de conciencia, de amor ni respeto por la memoria de su madre, no se les vio siquiera contentos porque por fin tras 3 años de investigación, se determinó quien fue el asesino físico de su madre.
Nada, solo acusaciones, que si uno se quedó con mayor parte de la herencia, que si otro se benefició mas con lo del abuelo, que si la pareja le sacó provecho al negocio, infidencias que solo deberían quedar en el plano íntimo y familiar; golpes bajos entre hermanos, que lejos de unirse tras la muerte de su madre, se desunieron, se enemistaron, se volvieron rivales y hasta enemigos.
Si eso ocasiona el dinero, la ambición, no quiero ese destino. Tampoco quiero ser pobre, pero para qué tener en demasía todo, sino tengo paz, tranquilidad, amor, gente que realmente me estime por lo que soy.
Otro caso que me hizo reflexionar sobre la importancia o sobrevaloración del dinero, es el caso Tudela. Esta vez el pobre anciano contaba que había sido secuestrado por su esposa y la hija de ésta por año 7 meses. Imagínense, tener millones de dólares en el banco, ser accionista de mineras, y no poder disponer de nada. Según cuenta, no tenía celular, no cargaba su pasaporte, ni siquiera podía escoger qué y dónde comer a su regalado gusto. Es cierto, no puede caminar solo, pero por internet y delivery uno puede comprar de todo. Y no podía hacerlo.
Esta historia es muy triste, porque delata ambición de ambas partes. Los hijos y la esposa. Finalmente, considero en mi opinión personal que mas derecho tienen los hijos. Yo así lo haría, se lo dejaría todo a mi hija. A la pareja, no, porque para eso cada quien trabaja, y si me tengo que esforzar, trabajar mil horas para crear alguna pequeña fortuna personal, lo haré para mi familia, mi hija.
Sin embargo es triste ver a un hombre en sus últimos años, expuesto a los medios, ventilando su vida privada, dejando que todos opinen, cuando debería estar descansando, disfrutando su fortuna, como lo hacen los extranjeros que viajan por el mundo a bordo de cruceros, disfrutando su dinero o su jugosa jubilación. Sin embargo aquí don Felipe Tudela es manejado como un títere, de ambos lados, sin derecho a formarse una opinión propia... Si es así, no quiero llegar a vieja, de esa forma...
Pero otro detalle, son los crímenes mas sonados de los últimos días... El de Marco Antonio y el de Alicia Delgado.
Si bien el móvil del asesinato de Marco Antonio aún está en discusión, mas aun con la revelación de que era portador del VIH, lo cierto es que el dinero estuvo inmerso en este desenlace fatal. Lo digo no solo porque le robaron, los 2 amigos de Glenni han señalado que solo fueron a robar no a matar, sino también porque la defensa de Coco ahora argumenta que fue a cobrarle 2 mil soles que el estilista le debía por servicios sexuales... es decir, dinero, mas dinero.
En el caso de Alicia, el dinero también está en juego. Los negocios en común con Abencia, la herencia que dejaría a su hijo y esposo hasta el día de su muerte desconocido, radicado en los Esados Unidos, y una hermana que la envidiaba, según otras hipótesis. Es que cómo se explica que Clarissa Delgado limpie la casa en la que fue asesinada su hermana, sin percatarse de nada. Habían huellas importantes que ella borró adrede o según ella, sin saberlo. Pero lo mas raro es que la policía y fiscalía no la comprenda de la misma forma de Abencia en el caso.
Es cierto, lamentablemente ser una persona famosa, exitosa, próspera, económicamente solvente en el Perú, desencadena horrores. Los ladrones, estafadores, secuestradores, sicarios, asesinos, amigos y hasta la propia familia están al acecho. No por gusto vemos en las noticias secuestros, asaltos a pequeños empresarios, arrebatándoles lo poco o mucho que tienen.
El dinero genera eso y mas. Hay quienes se suicidan por no tener dinero, por problemas económicos. Hay quienes lo hacen igual, con todo el dinero del mundo. Un ejemplo es el de Mónica Santa María, la dalina a la que tuve el gusto de conocer.
En fin, repito, el dinero no es garantía de felicidad, ayuda... Aunque tenerlo, tampoco signifique un futuro negro... Estos son algunos casos, no siempre se repiten las mismas historias. Esperemos que teniendo o no, mucho o poco dinero, nuestra vida sea FELIZ!!!
thats alot of reading
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