jueves, 16 de julio de 2009

MARCO ANTONIOS ANONIMOS


No hay miedo que sucumba mas a un periodista, que cubrir un hecho de sangre de algún ser querido, de alguien que conoces. Eso me pasó el viernes pasado, hace una semana, cuando me tocó informar sobre la terrible muerte de Marco Antonio, su asesinato.

Si bien no puedo considerarme su amiga, si lo conocía, lo entrevisté en varias oportunidades, precisamente a nombre de la amistad. La primera vez hablé con él sobre el caso de Leslie Stewart. Como olvidar que fue de los pocos amigos que estuvo a su lado, de los pocos que la defendió, de los pocos que creyó en ella cuando denunció abuso sexual. El públicamente la defendió. Eso me admiró de él.

La segunda vez que lo vi, nuevamente era por un tema relacionado a la amistad. Esta vez apoyaba a su amiga, la morena bella, Adriana Zubiate, en su lucha contra el cáncer. Fue su hombro, pero no para llorar, sino para levantarse y vaya si lo hizo, venció el cáncer.

Por eso su muerte me conmovió, por lo cruel e inhumana, por lo salvaje, por el sadismo y el ensañamiento con el que lo atacaron. El móvil aun no me queda claro, pero nada justifica lo que le hicieron.

La policía ha actuado rápido. En tiempo récord ha capturado a sus asesinos. El lunes cayó Coco Glenni. Hoy, sus dos cómplices. El caso parece estar casi resuelto.

Pero me pregunto, porque la policía no actúa con la misma celeridad en los otros casos, en las muertes de otros Marco Antonios anónimos.

Hace un mes, otro estilista fue asesinado de forma similar a la de Marco Antonio. Lo desvistieron, lo ataron de manos y pies, lo estrangularon, lo golpearon y lo dejaron dentro de una caja de televisor en un arenal de Ventanilla. La diferencia, era de condición humilde.

Lo mas terrible, es que según la comunidad gay en los tres últimos meses, 40 homosexuales han sido asesinados. Crímenes aun no resueltos.

Si bien me alegra que el caso de Marco Antonio haya sido casi resuelto, reclamo la misma atención para los demás. Lo merecen, los derechos son los mismos.

Sin embargo como periodista también admito cierta culpa. Todos los medios nos hemos dedicado toda la semana al caso de Marco Antonio, noticieros completos, programas dominicales, reportajes de investigación. Los demás casos, apenas si salieron en el noticiero del día, como una nota mas.

Es cierto, lo deciden los editores o directores de medios. Pero colaboramos en ello. No insistimos, permitiendo con nuestro silencio, que mas casos de homofobia sigan ocurriendo.

Hace dos días entrevisté a un grupo de lesbianas, gays y trans que reclamaron mayor cobertura. Tenían razón. No son escuchadas. Me contaron que ni siquiera en las comisarías son tomadas en serio. Y no hablamos de gente exhibicionista o vulgar, hablamos de mujeres y hombres, profesionales a carta cabal, que aportan impuestos, que viven una pacífica, que tienen una linda familia, amigos, pero que solo en la intimidad son diferentes.

No hay derecho a discriminarlos, mucho menos las autoridades.

Felizmente, mi informe salió en el noticiero. Sus voces fueron escuchadas. En algo pudo contribuir a no marginarlos. Ahora les toca a ustedes, sociedad y Estado, hacer lo mismo.

Son distintos quizás, tienen diferente opción. Quizás nunca los entendamos, pero merecen respeto. Nada justifica la violencia.

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